Blanca
elige sus propios colores. Sonríe sin mostrar los dientes, casi avergonzada, pero
cuando está feliz no necesita controlar más su risa y vuelve a ser una niña
caprichosa, infantil, divertida y loca. Habla pausado, demasiado pausado, y de
todo sabe un poco, hasta que su voz empieza a gastarse y habla muy bajo, con
frases sin decir y se apaga y todo se resume al silencio. Rulos, vida y de ella
¿qué sería sin el arte? Concentrada, con los dedos llenos de pintura y las
ganas desbordadas de sentir, con el delantal ajustado, respira lento, inspira
cambios, crea. Ansiosa, casi compulsiva, porque todo lo que quiere lo quiere ya
y trabaja para conseguirlo. En el arte: detallista, metódica, desordenada, reacción,
humanidad, comprensión, respeto, lucha, ideales, ese espacio en el que no
oculta su historia, tampoco la de sus padres, mucho menos la de su patria y
escucha a Charly, a Spinetta y a Mercedes Sosa y a muchas otras mujeres
cantoras. Se conoce demasiado, piensa en lo que debería haber hecho o cómo
debería actuar o qué cosas la harían sentir mejor, con ella misma y con el
resto, y su conclusión siempre es la misma: cualquier cosa la podría haber
hecho mejor. Detrás del arte: tachos de pintura, pinceles, desorden, sus
hermanos, el mate, aunque el mate siempre estuvo, una juntada con amigos, disparadores,
proyectos y más proyectos. Le gusta comer y cocinar, más que nada cuando es
para otros, siempre usa verduras y la tarta de manzana es su especialidad. Una
cerveza por la tarde, quizás un fernet o dos, la televisión encendida y la
creatividad descansa. Sueña con viajar, tener diferentes estilos de vida y aprender
de otras culturas y sin dudarlo elegiría Italia o Venezuela, pero por sobre
todos los países, Irlanda. Se sabe docente, aunque no de grado. Ojos tristes,
esos que una noche, en un bar, con un vaso en la mano y la mirada perdida,
encuentran otros ojos tristes, todavía más perdidos. Fucsia, azul,
amarillo, violeta y verde, no sabría cuál elegir porque todos le gustan y ansía
mirar el recorrido de su vida y ver una larga producción artística, pinturas,
murales y trabajos en cerámica. Libertad en mosaico. Responsabilidad,
compromiso y ese latido constante que es el miedo a fallarle a su familia, a
sus amigos, a su pareja y más aun a ella misma. Ahora una mano sostiene su mano
y entre el frío, el lago y la naturaleza, una voz cansada y feliz, le dice que
todo está bien. Ella le cree, porque lo sabe, y él también lo cree, porque aunque
no lo diga seguido prefiere la realidad que el falso optimismo, y ella cierra
los ojos, algo se detiene y sonríe y crece y siente la helada, un pincen entre
sus dedos, un lienzo dispuesto al arte, para sacudir conciencias, todas las que
pueda, sobre todo la suya y disponerla a la aventura, a los colores, a los
sueños, a la libertad.