Entrevista a Fede Main
Publicista egresado de la Universidad Nacional de Lomas
de Zamora, dibujante, guitarrista, cantante. Siempre en movimiento, propone, se
ríe mucho y abre caminos sin pedir permiso. Hace lo que se le canta y, lo que
se le canta, lo transforma en arte. Creativo. Puede decir las verdades más
crudas a través del humor. Habla mucho, es malo para los deportes, aunque él
eso no lo sabe, y siempre busca discutir para generar cosas nuevas. Hincha de
Boca. Quizás su risa puede parecer falsa, pero es sincera. Tiene un sentido muy firme
de justicia que no puede callar y defiende con mucha fuerza todas sus ideas.
¿Cómo fue tu
infancia?
Fede Main- “Mis viejos son unos genios, crecí con cuatro
hermanos, un papá y uno de mis hermanos músico. Mamá es maestra jardinera y se
encargó de darnos una linda infancia, imagino que mis hermanos piensan igual.
Una familia grande, super lúdica y quilombo. No nos retaban, eso nos hizo
crecer con un sentido de libertad cero restrictivo y siempre apoyándonos en
todo”.
¿Cómo fue tu
educación en la Escuela Normal?
F.M.- “El nivel educativo fue de bajo a medio. La pasábamos
muy bien, una escuela muy divertida y tener a mi mamá de maestra tenía sus
ventajas, nos daban plata para comprar cosas, la teníamos ahí. En la escuela no
especificamos en nada, formalmente no aprendí demasiado, pero me dio muchos
amigos y eso fue buenísimo”.
¿Por qué no estudiaste
una carrera como Bellas Artes?
F.M.- “Tenía que estudiar algo que tenga que ver con el
orden intelectual, ser profesional, que me pueda dar plata y todo el circo de que
“de algo hay que vivir”.
Cuando terminé el secundario no me imaginaba haciendo esto,
era algo muy mecánico, muy mío, de estar haciendo nada y sin pensar ponerme a
dibujar. Mi vieja exagera y dice que dibujo desde que tengo 2 o 3 años, que
dibujaba las tortugas ninjas con cuerpo y todo. No era para tanto, pero así son
las mamás ¿no?
Dibujo en apuntes, en hojitas, en lo que tenga a mi alcance,
incluso en situaciones en las que debería estar haciendo otras cosas, está mal,
lo sé, pero siempre vuelvo a dibujar. Nunca le di bola porque tampoco tenía
demasiada formación. Recién en la facultad empecé a dibujar más en serio,
aunque siempre me pongo a dibujar en cualquier lugar”.
¿Te consideras
humorista gráfico?
F.M.- “No, hago lo que me pasa a mí y tengo la suerte y la
facilidad de que en el medio en donde publico el análisis me dan la libertad de
hacer lo que quiera. En el suplemento no hago actualidad como el resto de los
chicos, o sí cuando me sale, pero no tan referido al chiste. No hago chistes,
no me sale ni sé contar chistes, lo que hago es poner referencias de lo que a
mí me gusta, de lo que me pasa, de lo que estoy pensando. Por ahí son más
reflexiones que chistes o lo que sea”.
¿El blog te ayuda a
difundirte?
F.M.- “Creo que no o, si me ayuda, lo hace muy poquito.
Ahora lo hago para mantenerlo. En un momento me sirvió, a partir de tenerlo los
chicos de Jirafas me convocaron y empecé a participar ahí. Pero la verdad es
que al blog no lo mira nadie. El blog es una cosa atrasada, igual todo lo que
voy publicando lo cuelgo ahí, no sé, para tenerlo”.
¿En qué otras cosas
estás trabajando?
F.M.- “Soy parte de la Revista Jirafas, más allá de
publicar, estoy en la parte de la coordinación, en el armado de la revista, las
ventas y estamos tratando de levantarla un poco. También tengo una banda, Tirate Tito, con la
que ensayamos, no tocamos nunca, pero nos gusta ensayar, tocar temas, despuntar
el vicio. Con el tiempo, si empezamos a tocar un poco mejor o con más
frecuencia, vamos a hacer presentaciones. Dibujo para Análisis. También trabajo en el Museo de BellasArtes, un lugar muy lindo para trabajar. Es un espacio genial porque, por un
lado, trabajo en la parte de comunicación, algo que estudié, por otro lado,
también estoy en la parte de agenda y de gestión lo cual es muy lindo porque
aprendo mucho, estoy en contacto con artistas y voy aprendiendo mucho arte que
tampoco conocía. Es un espacio increíble”.
¿Cómo te definís
dentro del humor gráfico?
F.M.- “No me considero un humorista. Quizás los dibujos que
me parecen más pelotudos, esos por los cuales no doy ni dos pesos, son los que terminan
gustando más y los dibujos en los que me pongo más concienzudo y trato de
armarlos para que se entiendan y el mensaje sea claro al final no se entienden
o no producen nada. Con eso no sé ni qué pensar”.
¿Cómo surge tu
afición por el dibujo?
F.M.- “Me gusta mucho la música, pero me cuesta un poco más.
Dibujar, me cueste o no, lo hago todo el tiempo, agarro una birome, un papel y
hago un firulete. Es mi forma de descargarme, de expresarme, mi mejor
expresión, aquello que no puedo dejar de hacer, expandir mi libertad y vivir
dibujando”.
¿Cómo te inspiras o
cuál es tu método?
F.M.- “Siento el culo en la silla y dibujo. Para Análisis
tengo que dibujar cada dos semanas, tengo un deadline y antes de la entrega me
pongo a dibujar. Ese día, hasta que no me sale algo, no paro. A veces me siento,
me paro, voy, toco la guitarra, me acuesto, dejo madurar la idea, hasta que
llega algo, no sé qué, pero voy y lo dibujo. Tampoco me censuro, si el boceto
me gustó, lo hago”.
¿Te censuras con
algo?
F.M.- “Creo que no o sí, pero naturalmente. Más en la
búsqueda que en los temas. Saco chistes ácidos o poco comprensibles y los
publico igual. Si se enojan se enojan. Tampoco soy tan bueno como para que
nadie se enoje”.
¿Existe la viñeta o
el chiste perfecto?
F.M.- “No, claro que no. Por lo menos no el mío o no es mi
caso. Hay chistes buenísimos de otras personas y a lo mejor casi perfectos,
pero tampoco me pongo a pensar en qué es el chiste o en cómo hacerlo bien o
perfecto o bueno o malo. Hago lo que me sale y, a veces, lo que creo que no es
bueno termina gustando más. Todo el tiempo me sorprendo”.
¿Cómo fue tu primera
experiencia laboral?
F.M.- “Mi primera experiencia laboral fue una cagada. Vivía
en Buenos Aires, estaba por terminar la facultad, me quedaban un par de
materias y me dijeron que había quedado para el puesto. Eran nueve horas de
trabajo más otras cuatro de facultad, pensé que todo iba a estar bien, pero me
empecé a preocupar, a sentir pánico. Solo fui un día y al siguiente renuncié. Lo
dejé porque sentía mucho malestar. El trabajo era un trabajo como cualquier
otro, no era para tanto, pero me cuestioné un montón de cosas y decidí volver
Paraná, empecé un curso con Javier Solari, un artista plástico de acá, a
dibujar un poco más, a hacer historietas y comics y me re copó y hasta el día
de hoy es lo que más me gusta y la forma en que elijo expresarme. Estuvo
buenísimo. En ese momento no lo vi. Ahora me doy cuenta de que fue una crisis
que me hizo potenciar las cosas que quería ser y hacerlas, me puse a trabajar en
cosas que quería hacer y postergaba mientras estudiaba la carrera, me puso en
crisis la carrera misma como profesión. En definitiva fue un período de gran
crecimiento”.
¿Por qué decidiste
volver a Paraná y qué extrañas de tu vida en Buenos Aires?
F.M.- “Porque es mi hogar. Me encanta Buenos Aires, disfruté
mucho de estar allá, pero sentía que quería estar con mi familia. Tampoco sé si
me voy a quedar acá para siempre, pero es mi espacio en el mundo, el lugar al
que siempre voy a volver. De Buenos Aires regañaba el hecho de tener que viajar
una hora y media a la facultad, pero me gusta el movimiento, las actividades,
allá dejé muchos amigos, muy buenos amigos, es un lugar al que también me gusta
volver”.
¿Qué es lo que más te
apasiona de dibujar?
F.M.- “La manera en que fluyen o convergen mis pensamientos
con el medio y la facilidad con la que los dibujos me permiten expresarme. Con
la música no me pasa, me encanta y necesito escucharla todo el tiempo, pero a
la hora de tocar soy bastante queso y no tengo la misma motivación. Dibujar siempre
es creativo, no me repito, bajo línea de mi cabeza al papel.
Varias veces me dibujé, es raro, hay que aprender a convivir
con uno mismo, sobre todo si es un retrato realista donde saltan tus defectos y,
aunque no te guste, los tenés que poner. Es un ejercicio que lleva tiempo. Sí,
me gusta me digan que dibujo bien o que me reconozcan. Así que dibujarme a mí
mismo representa esa cuota narcisista”.
¿Qué le recomendarías
a alguien que se quiera dedicar al humor gráfico?
F.M.- “Que empiece ya. Que se ponga a hacer. No hay nada más
que empezar y tener paciencia y crecer. Creo que la mano va por ahí, en no
darse por vencido y seguir”.