jueves, 26 de noviembre de 2015

“No hay nada más que empezar y tener paciencia y crecer”

Entrevista a Fede Main
Publicista egresado de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, dibujante, guitarrista, cantante. Siempre en movimiento, propone, se ríe mucho y abre caminos sin pedir permiso. Hace lo que se le canta y, lo que se le canta, lo transforma en arte. Creativo. Puede decir las verdades más crudas a través del humor. Habla mucho, es malo para los deportes, aunque él eso no lo sabe, y siempre busca discutir para generar cosas nuevas. Hincha de Boca. Quizás su risa puede parecer falsa, pero es sincera. Tiene un sentido muy firme de justicia que no puede callar y defiende con mucha fuerza todas sus ideas.

¿Cómo fue tu infancia?
Fede Main- “Mis viejos son unos genios, crecí con cuatro hermanos, un papá y uno de mis hermanos músico. Mamá es maestra jardinera y se encargó de darnos una linda infancia, imagino que mis hermanos piensan igual. Una familia grande, super lúdica y quilombo. No nos retaban, eso nos hizo crecer con un sentido de libertad cero restrictivo y siempre apoyándonos en todo”.
¿Cómo fue tu educación en la Escuela Normal?
F.M.- “El nivel educativo fue de bajo a medio. La pasábamos muy bien, una escuela muy divertida y tener a mi mamá de maestra tenía sus ventajas, nos daban plata para comprar cosas, la teníamos ahí. En la escuela no especificamos en nada, formalmente no aprendí demasiado, pero me dio muchos amigos y eso fue buenísimo”.
¿Por qué no estudiaste una carrera como Bellas Artes?
F.M.- “Tenía que estudiar algo que tenga que ver con el orden intelectual, ser profesional, que me pueda dar plata y todo el circo de que “de algo hay que vivir”.
Cuando terminé el secundario no me imaginaba haciendo esto, era algo muy mecánico, muy mío, de estar haciendo nada y sin pensar ponerme a dibujar. Mi vieja exagera y dice que dibujo desde que tengo 2 o 3 años, que dibujaba las tortugas ninjas con cuerpo y todo. No era para tanto, pero así son las mamás ¿no?
Dibujo en apuntes, en hojitas, en lo que tenga a mi alcance, incluso en situaciones en las que debería estar haciendo otras cosas, está mal, lo sé, pero siempre vuelvo a dibujar. Nunca le di bola porque tampoco tenía demasiada formación. Recién en la facultad empecé a dibujar más en serio, aunque siempre me pongo a dibujar en cualquier lugar”.
¿Te consideras humorista gráfico?
F.M.- “No, hago lo que me pasa a mí y tengo la suerte y la facilidad de que en el medio en donde publico el análisis me dan la libertad de hacer lo que quiera. En el suplemento no hago actualidad como el resto de los chicos, o sí cuando me sale, pero no tan referido al chiste. No hago chistes, no me sale ni sé contar chistes, lo que hago es poner referencias de lo que a mí me gusta, de lo que me pasa, de lo que estoy pensando. Por ahí son más reflexiones que chistes o lo que sea”.
¿El blog te ayuda a difundirte?
F.M.- “Creo que no o, si me ayuda, lo hace muy poquito. Ahora lo hago para mantenerlo. En un momento me sirvió, a partir de tenerlo los chicos de Jirafas me convocaron y empecé a participar ahí. Pero la verdad es que al blog no lo mira nadie. El blog es una cosa atrasada, igual todo lo que voy publicando lo cuelgo ahí, no sé, para tenerlo”.
¿En qué otras cosas estás trabajando?
F.M.- “Soy parte de la Revista Jirafas, más allá de publicar, estoy en la parte de la coordinación, en el armado de la revista, las ventas y estamos tratando de levantarla un poco. También tengo una banda, Tirate Tito, con la que ensayamos, no tocamos nunca, pero nos gusta ensayar, tocar temas, despuntar el vicio. Con el tiempo, si empezamos a tocar un poco mejor o con más frecuencia, vamos a hacer presentaciones. Dibujo para Análisis. También trabajo en el Museo de BellasArtes, un lugar muy lindo para trabajar. Es un espacio genial porque, por un lado, trabajo en la parte de comunicación, algo que estudié, por otro lado, también estoy en la parte de agenda y de gestión lo cual es muy lindo porque aprendo mucho, estoy en contacto con artistas y voy aprendiendo mucho arte que tampoco conocía. Es un espacio increíble”. 
¿Cómo te definís dentro del humor gráfico?
F.M.- “No me considero un humorista. Quizás los dibujos que me parecen más pelotudos, esos por los cuales no doy ni dos pesos, son los que terminan gustando más y los dibujos en los que me pongo más concienzudo y trato de armarlos para que se entiendan y el mensaje sea claro al final no se entienden o no producen nada. Con eso no sé ni qué pensar”.
¿Cómo surge tu afición por el dibujo?
F.M.- “Me gusta mucho la música, pero me cuesta un poco más. Dibujar, me cueste o no, lo hago todo el tiempo, agarro una birome, un papel y hago un firulete. Es mi forma de descargarme, de expresarme, mi mejor expresión, aquello que no puedo dejar de hacer, expandir mi libertad y vivir dibujando”.
¿Cómo te inspiras o cuál es tu método?
F.M.- “Siento el culo en la silla y dibujo. Para Análisis tengo que dibujar cada dos semanas, tengo un deadline y antes de la entrega me pongo a dibujar. Ese día, hasta que no me sale algo, no paro. A veces me siento, me paro, voy, toco la guitarra, me acuesto, dejo madurar la idea, hasta que llega algo, no sé qué, pero voy y lo dibujo. Tampoco me censuro, si el boceto me gustó, lo hago”.
¿Te censuras con algo?
F.M.- “Creo que no o sí, pero naturalmente. Más en la búsqueda que en los temas. Saco chistes ácidos o poco comprensibles y los publico igual. Si se enojan se enojan. Tampoco soy tan bueno como para que nadie se enoje”.
¿Existe la viñeta o el chiste perfecto?
F.M.- “No, claro que no. Por lo menos no el mío o no es mi caso. Hay chistes buenísimos de otras personas y a lo mejor casi perfectos, pero tampoco me pongo a pensar en qué es el chiste o en cómo hacerlo bien o perfecto o bueno o malo. Hago lo que me sale y, a veces, lo que creo que no es bueno termina gustando más. Todo el tiempo me sorprendo”.  
¿Cómo fue tu primera experiencia laboral?
F.M.- “Mi primera experiencia laboral fue una cagada. Vivía en Buenos Aires, estaba por terminar la facultad, me quedaban un par de materias y me dijeron que había quedado para el puesto. Eran nueve horas de trabajo más otras cuatro de facultad, pensé que todo iba a estar bien, pero me empecé a preocupar, a sentir pánico. Solo fui un día y al siguiente renuncié. Lo dejé porque sentía mucho malestar. El trabajo era un trabajo como cualquier otro, no era para tanto, pero me cuestioné un montón de cosas y decidí volver Paraná, empecé un curso con Javier Solari, un artista plástico de acá, a dibujar un poco más, a hacer historietas y comics y me re copó y hasta el día de hoy es lo que más me gusta y la forma en que elijo expresarme. Estuvo buenísimo. En ese momento no lo vi. Ahora me doy cuenta de que fue una crisis que me hizo potenciar las cosas que quería ser y hacerlas, me puse a trabajar en cosas que quería hacer y postergaba mientras estudiaba la carrera, me puso en crisis la carrera misma como profesión. En definitiva fue un período de gran crecimiento”.
¿Por qué decidiste volver a Paraná y qué extrañas de tu vida en Buenos Aires?
F.M.- “Porque es mi hogar. Me encanta Buenos Aires, disfruté mucho de estar allá, pero sentía que quería estar con mi familia. Tampoco sé si me voy a quedar acá para siempre, pero es mi espacio en el mundo, el lugar al que siempre voy a volver. De Buenos Aires regañaba el hecho de tener que viajar una hora y media a la facultad, pero me gusta el movimiento, las actividades, allá dejé muchos amigos, muy buenos amigos, es un lugar al que también me gusta volver”.
¿Qué es lo que más te apasiona de dibujar?
F.M.- “La manera en que fluyen o convergen mis pensamientos con el medio y la facilidad con la que los dibujos me permiten expresarme. Con la música no me pasa, me encanta y necesito escucharla todo el tiempo, pero a la hora de tocar soy bastante queso y no tengo la misma motivación. Dibujar siempre es creativo, no me repito, bajo línea de mi cabeza al papel.
Varias veces me dibujé, es raro, hay que aprender a convivir con uno mismo, sobre todo si es un retrato realista donde saltan tus defectos y, aunque no te guste, los tenés que poner. Es un ejercicio que lleva tiempo. Sí, me gusta me digan que dibujo bien o que me reconozcan. Así que dibujarme a mí mismo representa esa cuota narcisista”. 
¿Qué le recomendarías a alguien que se quiera dedicar al humor gráfico?
F.M.- “Que empiece ya. Que se ponga a hacer. No hay nada más que empezar y tener paciencia y crecer. Creo que la mano va por ahí, en no darse por vencido y seguir”.